Tú mar, que vives del equilibrio natural del caos
Eres de noche una extensión errática del universo y
La raíz de un mundo que palpita en tu incertidumbre
Nada tiene nombre en la cresta y en la brea de tus olas,
Enormes nidos de sal cobijan y apaciguan tu incesante ira,
El olor de tus mariscos impregnados en la arena por tu convulsivo vaivén de vida y muerte,
Viven en tus vientre y en el yacen ríos de marineros olvidados de otros tiempos,
De todos los tiempos,
Que cantaban ebrios detrás de las lágrimas vírgenes de tus sirenas melancólicas.
Y de tus corrientes, que cabalgan erráticas germinando todo el vacío,
Que es este mundo en el fondo,
Rodean amenazantes cada rincón desterrado de esta esfera,
Pero sobre todo, tú mar, tu danza nocturna con la luna,
La que siempre ha sido tu amante lejana, tu amor exacerbado, furioso,
Amor que existió en sueños de poetas enamorados
Que te regalan versos fugitivos en noches en las que te llenas de estrellas
Vistiéndote de luciérnagas oceánicas, haciendo el amor de formas impenetrable,
Con todas tus frutas submarinas que revientan al yacer en orgasmos trasparentes,
En orgasmos llenos de vida y muerte.
David Tejías
Chile
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