¡Muriendo! ¡Eso no podría ser!
Ruego para que no sea verdad.
El océano no, no puede perecer,
fue instaurado para la eternidad.
Ayúdame poeta, a esa traba resolver,
lírico tu favor en mi contrariedad.
Piélago, tengo el auxilio del bardo,
arrecifes de coral en persistencia.
Señor danos bríos y no arrojo tardo
he de velar por él, cual mi querencia.
Sus refractarios trocarán en fardo,
que a cabalidad intuirá tu esencia.
A congregar, a sumar aliados para ti,
con el socorro del vate, te salvaré;.
agua para la infinitud: tú y el manatí.
Trovador, en tus servicios, confiaré.
Sin mar, ni peces, mal sueño sufrí.
¡Vive el mar!, a todos comunicaré.
El sacrificio te importe poco, rimador
La faena no te inquiete, quiera Dios
Luis Antonio
Mexicò
Ruego para que no sea verdad.
El océano no, no puede perecer,
fue instaurado para la eternidad.
Ayúdame poeta, a esa traba resolver,
lírico tu favor en mi contrariedad.
Piélago, tengo el auxilio del bardo,
arrecifes de coral en persistencia.
Señor danos bríos y no arrojo tardo
he de velar por él, cual mi querencia.
Sus refractarios trocarán en fardo,
que a cabalidad intuirá tu esencia.
A congregar, a sumar aliados para ti,
con el socorro del vate, te salvaré;.
agua para la infinitud: tú y el manatí.
Trovador, en tus servicios, confiaré.
Sin mar, ni peces, mal sueño sufrí.
¡Vive el mar!, a todos comunicaré.
El sacrificio te importe poco, rimador
La faena no te inquiete, quiera Dios
Luis Antonio
Mexicò
Muy hermoso, y tremendo honor sera para mi leer su poema en Pichilemu, muchas gracias y bendiciones para ud y su familia.
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